El Santuario de Nuestra Señora de Queralt



El Santuario de Queralt se encuentra en la cima de la Sierra de Queralt. Está situado a una altura de 1200 metros. Por su peculiar ubicación se le ha llamado el 'balcón de Cataluña'. La amplitud de su paisaje y las sensaciones que provoca justifican su visita. El lugar donde hoy se levanta el santuario corresponde, según parece, al espacio que habría ocupado el castillo de Guillem de Berguedá.

El conjunto de Queralt está integrado por el Santuario donde se venera la imagen de la Virgen de Queralt y un notable edificio anexo que acogió en su momento el hospedaje del Santuario donde hoy se encuentra el restaurante y la estación del funicular que accede desde los aparcamientos. Debemos considerar también parte del Santuario la iglesia de La Cueva donde, según la leyenda, fue hallada la imagen de la Virgen.


La actual iglesia es un edificio construido en el siglo XVIII (1741). Originariamente habia un monumental retablo barroco realizado por Pere Costa que fue destruido en 1936. El templo es de estilo renacentista y está compuesto por una nave central y dos laterales. Tiene una sacristía muy espaciosa. Sobre la sacristía está el camarín de la Virgen igualmente espacioso. El proyecto del actual retablo se debe al arquitecto Ramon Masferrer (1958), mientras que el altar actual fue diseñado por Mn. Josep Mª Ballarín (1965) cuando fue capellán custodio del Santuario.


La portalada que da acceso al templo es obra del arquitecto Josep A. Coderch (1966) que efectuó una restitución muy simple pero muy acertada a la funcionalidad original del edificio. El campanario (una torre circular que se levanta independiente al lado de la iglesia) se acabó de construir en los años setenta y se colocaron las nuevas campanas. Durante los años 90 se acomete una restauración definitiva del interior de la iglesia y el camarín bajo la dirección del arquitecto bergadán Lluís Boixader que le ha conferido el actual aspecto. Ya bajo la dirección del actual capellán custodio Mn. Ramon Barniol se han emprendido las últimas reformas importantes para la conservación del Santuario como son la costosa separación de las paredes de la iglesia y la roca viva, y la resolución definitiva de los humos de los candiles con la construcción de un nuevo espacio que ha originado una nueva capilla lateral.

Igualmente forma parte del Santuario el edificio anexo a la iglesia, debajo mismo del campanario, de nueva planta, destinado a refugio. Se trata de un amplio espacio acondicionado para acoger a grupos.



La imagen de la Virgen

La imagen de la Virgen de Queralt es una pequeña talla de madera de unos cincuenta centímetros de altura. Representa la Virgen sentada. Con la mano izquierda coge a su hijo situado de pie sobre la rodilla que sostiene un libro con la mano izquierda mientras bendice con la derecha. Con la mano derecha sostiene una golondrina, animal que se ha convertido en el símbolo de Queralt. El pie izquierdo de la virgen pisa una 'faristela' (especie de serpiente).

La imagen, documentada en el siglo XIV es, en definitiva, un ejemplar gótico que conserva trazos románicos muy marcados. A pesar de tratarse de una imagen muy rústica, su rostro es cautivador por su mirada y su sonrisa.

La Cueva

Adosado a la roca de Queralt se encuentra el oratorio conocido como la Cueva de Santa Helena, lugar donde la tradición sitúa el hallazgo de la imagen de la Virgen de Queralt por un pastor.

La leyenda

Según una antiquísima tradición, los rebaños y las manadas de Vilaformiu acostumbraban a pastar por las solanas de Campmaurí y vertientes de Queralt. Un buen día el pastor observó como uno de sus bueyes se encaramaba por la cuesta de una forma totalmente incomprensible. No lo atrapó hasta llegar a la mitad del risco del 'Castell Berguedá' (nombre con el que se conoce la cima más alta de la sierra). Al llegar vio sorprendido que el buey estaba arrodillado frente una imagen de la Virgen medio escondida.

La cogió, la envolvió con su capucha y, recogiendo los rebaños, se volvió a su casa. Cuando quiso enseñar la imagen, ésta había desaparecido. Al día siguiente la encontró en el mismo sitio. Nuevamente se la llevó y otra vez desapareció de su envoltorio. La gente de Vilaformiu decidió subir hasta aquel lugar y vieron la imagen escondida en un pliegue de la roca a la sombra de un cerezo que había florecido fuera de temporada. A partir de aquel momento entendieron que la imagen quería ser venerada en aquel mismo lugar.